Malas noticias para el Sistema Previsional
- T+
- T-
Enrique Manzur
En los últimos días se han conocido dos informes que ponen de manifiesto los problemas que enfrenta el sistema previsional chileno. Por una parte, las superintendencias de Pensiones y la de Valores pusieron en consulta pública las nuevas tablas de expectativas de vida a la edad legal de jubilación. De confirmarse las proyecciones propuestas, a partir de 2016 se espera que las mujeres que alcancen los 60 años vivirán en promedio casi 31 años más; en el caso de los hombres la sobrevida después de los 65 años sería 20,6 años. Lo anterior implica que desde el inicio del sistema en 1981, el período que deben financiar los ahorros previsionales ha aumentado un 44% en el caso de las mujeres (de 21,6 a 31,09 años) y de un 53% para los hombres (de 13,5 a 20,6 años).
Obviamente es positivo que los chilenos vivamos más. Sin embargo, ello implica que se requerirán más recursos para solventar esta mayor longevidad. Esto puede lograrse a través de aumentar la edad de jubilación, como ya lo han hecho varios países, incrementar la tasa de cotización o a través de lograr una mayor rentabilidad de los fondos. Las dos primeras medidas, si bien efectivas, tienen la desventaja de ser muy resistidas e impopulares y por ende requieren de un amplio acuerdo político-social que hoy se ve muy complejo. Por su parte subir la rentabilidad futura, manteniendo los niveles de riesgo, parece difícil si consideramos que a la fecha los fondos han rentado anualmente en promedio sobre 5% real.
El segundo golpe provino de un comprensivo estudio encargado por la Comisión de Pensiones. La encuesta, realizada en forma presencial a más de 3.600 personas a lo largo del país, mostró el bajísimo nivel de conocimiento y comprensión de los afiliados de los elementos básicos del sistema de capitalización individual. Si bien los resultados no pueden ser considerados una sorpresa, muestran lo complejo de la situación. Por ejemplo, al consultarse sobre qué porcentaje del ingreso imponible se le descuenta mensualmente, solo el 16% de los afiliados responde correctamente. Esto es aún más preocupante si consideramos que en los más de 30 años del sistema la tasa de cotización de 10% nunca se ha modificado.
Aún menor es el porcentaje que declara conocer la comisión cobrada por su AFP, incluso entre quienes poseen educación superior. En esta misma línea, solo un 6% se considera muy informado respecto a la rentabilidad de sus fondos, ello pese a que para la mayoría los fondos previsionales representan su mayor fuente de ahorro. Por último, la encuesta constata que las AFP, como instituciones, tampoco gozan de la confianza de los ciudadanos, generando un nivel de desconfianza que solo es superado por las Isapres, el Congreso y los Partidos Políticos.
Con todo lo anterior, queda de manifiesto que los supuestos con que se diseñó el sistema, tanto en términos de longevidad como del nivel de involucramiento de los cotizantes, han sido claramente sobrepasados. En este complejo panorama, la Comisión de Pensiones deberá entregar sus propuestas en agosto próximo.